
Como ya apunte en mi artículo “Fotografía en cuatro metros cuadrados”, no hace falta irse muy lejos para poder desarrollar nuestra faceta creativa, no son necesarios grandes acontecimientos, simplemente disfrutar del placer visual de lo cotidiano.
En este caso sería mi jardín, donde además de encontrarnos con la familiaridad que no da este espacio, tenemos el valor añadido de visualizar la naturaleza a nivel de microcosmos, como si fuera un ecosistema a pequeña escala.
Las tres imágenes mostradas representan esas variables que podemos encontrar en la naturaleza: en primer lugar, la vida, tanto en el sentido vegetal como animal, mostradas en la imagen del Girasol.

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En la segunda toma, la muerte, en la que la imagen del pájaro en proceso de descomposición se integra en el pequeño ecosistema del jardín para dar y generar vida a otros organismos, tanto animales como vegetales.

Y para terminar, las señales evidentes que las inclemencias metereológicas provocan en el jardín, en este caso la llegada del invierno, reflejada en la escarcha helada sobre la hierba.
Como ya he apuntado en otras ocasiones, buscad en la intimidad de vuestros hogares, de vuestro barrio, vuestro pueblo o ciudad, allí donde se desarrollan esos pequeños “grandes” acontecimientos.