Parece que la política esta de moda, siempre hemos oído en muchas conversaciones “soy apolítico” ó “no entiendo de política”, no es así, acaso, ¿no nos quejamos desde siempre de nuestras condiciones laborales, de la sanidad, la educación, el medio ambiente, etc. y en la mayoría de los casos proponemos como se tendría que resolver?
Cuestión aparte es la desafección de los partidos políticos como canalizadores de nuestras opiniones y de como pensamos que se tienen que resolver nuestros problemas. La visión de nuestros representantes es para ver de lejos los intereses de las grandes corporaciones, bancos, etc. y en general lo que se viene a llamar la macroeconomía de los países. El liberalismo económico se basa en que si las grandes corporaciones o las empresas van bien a las personas también les irá bien.
La realidad es que cuando a las empresas les va bien no hacen una equiparación justa de salarios y prestaciones sociales, en definitiva, no realizar un pago justo por los servicios que se les han prestado para obtener los beneficios obtenidos. Aquí es donde entran en juego los partidos políticos que deben representar a la ciudadanía para que con sus propuestas haya una redistribución justa de la riqueza.
Al día de hoy, tenemos los partidos, que se pueden elegir de forma democrática, tenemos el instrumento, pero no funcionan de forma correcta. Su visión es distorsionada, ven de lejos, pero no reparan en el primer plano, de lo que tienen a pie de calle, necesitan unas gafas para ver de cerca.
Como en una fotografía, siempre es más interesante un primer plano enfocado con un segundo desenfocado que sólo sirva de suave ambientación.